Aproximadamente a los 12 años en las mujeres, un poco después en los varones, comienza la actividad sexual.
Entonces comienza en los varones la expulsión espontánea del cuerpo de los espermios producidos en ese período, a través de lo que se conoce como "poluciones nocturnas"; es decir, un joven que comienza la actividad sexual, quiéralo o no, él va a darse cuenta, en la edad apropiada, que de pronto, si es que no fue informado antes, va a encontrarse con que la cama está manchada, y que, en el momento en que se produce esta polución, la persona experimenta un placer nuevo. Algo ocurre dentro de sí que no conocía y que comienza a vivir.


Entonces se unen dos cosas: un sentimiento de satisfacción física y la eyaculación de semen. Y esto se produce en forma periódica.
Ahora bien, como eso va unido a una sensación de placer, que es de alguna manera un anticipo del placer producido por el acto sexual, entonces comienza en el joven la tendencia a no sólo esperar que se produzca la eyaculación espontánea en el momento en el que se ha llenado el "vaso" del semen en su cuerpo, sino que comienza, si es que no hay otras cosas que hagan variar esto, a provocarse esa eyaculación. Como la sensación es placentera, se autoprovoca el placer sexual que va a producir esa eyaculación. A eso se llama "masturbación".
Ahora, cuando el joven está próximo a que el cuerpo tenga que arrojar espontáneamente el semen, probablemente va a comenzar a tener algunos sueños, algunas imágenes que van a pasar por su mente y van a activar el deseo sexual, de tal manera que se va a producir en ese momento una sensación de placer, y que va acabar en la eyaculación producto de la masturbación.
Ahora bien, para los varones jóvenes, este es el comienzo de una experiencia sexual que primero se da a solas, al descubrir que su cuerpo esta reaccionando de una manera nueva. Ahora bien, nosotros tenemos que decir, sin embargo, que la masturbación, desde el momento que es provocada y no espontánea, que es consciente y no inconsciente, entonces involucra una responsabilidad de parte del que la realiza.
Hay una faceta de todo esto que no es, sin embargo, responsabilidad del joven creyente, porque es gatillado por la fisiología del ser humano. Suponiendo que un joven, producto de una vida de consagración al Señor, de experimentar que Cristo es su fortaleza y su vida, no se masturba, de todas maneras se va a producir, de acuerdo al ciclo vital, una polución nocturna, y normalmente esa polución va a ir acompañada de algún sueño erótico y de una sensación –en sueños– placentera.
El joven no es responsable de esos sueños y de esa sensación placentera que él no provocó: es sencillamente el cuerpo que está reaccionando, por su fisiología, por su funcionamiento normal. ¿Está claro? De tal manera, que un joven piadoso, que durante el sueño tiene algunas imágenes, y que producto de eso se produce la erección de su miembro viril y una eyaculación después; y que al otro día se va a encontrar manchado, tal vez se sienta sucio. ¿Pero sabes? Él puede tener la tranquilidad delante del Señor de que eso no lo provocó él, por lo tanto, bastará que al día siguiente ore al Señor y le diga: "Señor, tú me has hecho así, ¿que diré a esto? Guárdame, socórreme para no provocarme una autogratificación".
Ahora bien, la masturbación (es decir, el acto de autogratificación deliberada) en un joven creyente puede ser también la consecuencia de que ha alimentado su mente y su corazón con imágenes sensuales, y esto es algo de lo cual debe escapar. Y es aquí es donde entra a jugar un papel letal la pornografía.
Cuando un joven alimenta su mente y su corazón de imágenes sensuales, entonces no va a extrañar nada si apenas se acuesta, comienza su imaginación a volar, y esa imaginación, alimentada por esas imágenes, va a producir que este proceso fisiológico placentero, se active una y otra vez, y se caiga, entonces, en la masturbación como un pecado, como una cosa deliberada que ha sido alimentada voluntariamente por esta persona.
Ahora, ¿cómo escapar del influjo de las imágenes sensuales? Para un joven o para una joven creyente, permanecer puro, libre de esto, es casi imposible en nuestros días, porque si usted esta viendo dibujos animados, aun en las propagandas que hay entremedio hay imágenes sensuales, y la revista de los kioscos las tienen, y para qué decir de las películas, no sólo las pornográficas, y para qué decir de las imágenes que se suelen "bajar" de Internet.
Se requiere del socorro de lo Alto, de la comunión íntima con el Señor y con los hermanos para escapar. Es preciso ver que la vida de Cristo nos ha sido dada, y que en Él, en su vida poderosa, están los recursos para vencer. Pero esta victoria no la podremos alcanzar sin tener una comunión estrecha con el Señor y con los hermanos. Es en la iglesia donde nosotros recibimos el suministro necesario para vencer las batallas de Dios.
Por otro lado, en lo práctico y cotidiano, tenemos que ver también algunas cosas. El problema se acentúa cuando se alimenta voluntariamente tal cosa, entonces no sólo es un pecado, sino que es un pecado que ha echado raíces en el corazón, el cual será un poco más difícil de desarraigar.
Ahora vamos a Romanos 1:21 y 24: "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido ... Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos."
Aquí se dice que un corazón con raíces de concupiscencia es la consecuencia de no glorificar a Dios, de no darle gracias. Esto es lo que se da en el mundo, pero en los creyentes no es así, y no puede ser así. Aquí depende de ti el no permitir que esto sea así. No permitir que la masturbación (u otro pecado similar) pase a ser un vicio; no permitir que se alimente ese vicio, y que se caiga en ese pecado una y otra vez. En el mundo puede ser que sea así, pero nosotros hemos salido del mundo.
Vamos a ver en Efesios 4:22-23: "En cuanto a la pasada manera de vivir, despojados del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente". La mente tiene imágenes, la mente tiene recuerdos, la mente es como una gran enciclopedia que almacena vivencias de distinto tipo, y sobre todo, los que han vivido en el mundo, antes de conocer al Señor, tiene un montón de imágenes almacenadas. ¿Cuál es la solución para eso?.
Dice: "Renovaos en el espíritu de vuestra mente". Es necesario lavar la mente, es necesario que sea renovada, que nuevos pensamientos ocupen el lugar de los antiguos pensamientos, que nuevas imágenes ocupen el lugar de las antiguas imágenes. ¿Cómo se produce eso? Cortando con aquellas antiguas cosas, y limpiándose la mente con la palabra de Dios. De tal manera que tiene que haber una alimentación de las cosa espirituales para que se produzca la sanidad de la mente.
La solución
Vamos a ver 1ª de Pedro 5:7, dice: "Echando toda vuestra ansiedad sobre el él, porque él tiene cuidado de vosotros". Hermano joven, ¿cuál es la solución para este problema? Primero: dejar de alimentar la mente y el corazón con imágenes sensuales, alejarse de compañeros, de esos "amigos" entre comillas, cuyas conversaciones están llenas de sexo y de extrañas cosas asociadas con el sexo; buscar la comunión de los hermanos, andar con los que temen a Dios, alimentarse de la palabra del Señor. Y aquí hay algo en este versículo, que se agrega a todo lo anterior: "Echando toda vuestra ansiedad sobre Él".
Muchas veces ocurrirá que estás en apuros, sea porque caíste en la masturbación de nuevo, o sea que estás a punto de caer en ello. En ese momento, sea para pedir perdón después de haberlo hecho, o antes, para evitarlo: Echa toda tu ansiedad sobre él.
Amado hermano joven, en el Señor hay socorro, en el Señor hay perdón, hay socorro, si tu corazón se apega al Señor. Gracias al Señor porque podemos echar nuestra ansiedad sobre Él, y podemos llorar en su regazo.
En el Salmo 86:5, dice: "Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia par con todos los que te invocan". El Señor es bueno y perdonador. Amado, el Señor es bueno y perdonador. Te voy a decir algo más: fisiológicamente, no todos somos exactamente iguales; hay personas en las cuales los impulsos sexuales son más fuertes que en otras. Los que van a tener un mayor sufrimiento con esto, una mayor batalla que dar, serán aquellos que tienen un impulso sexual muy fuerte. Pero, ¿sabes? El Señor nos hizo a nosotros; el Señor sabe cómo te hizo a ti; así que, no huyas del Señor, sino apégate a Él. Dile: "Señor, mira cómo me hiciste, ayúdame, yo no quiero pecar contra ti, guárdame."
Podemos tener la certeza de que los que oran así, y se consagran así, el Señor los va a librar; y si alguno peca, eventualmente, abogado tenemos para con el Padre a Jesucristo el Justo. ¿Amén?, tenemos un abogado, el Señor te conoce íntimamente y te ama así como tú eres.

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