Por Hoon Kim
   Muchos de los que trabajan con jóvenes modelan sus abordajes en el ministerio joven de acuerdo con otros modelos exitosos en el ministerio.  Esos guías, normalmente del tipo publicitario, vienen completos con juegos pre-fabricados, experiencias embaladas de culto y bosquejos de sermones.  Tal vez te preguntes: “¿Cuál es el problema?”.  El problema está en que en un futuro no muy distante (específicamente en Estados Unidos), la forma en que realizamos el ministerio joven puede transformarse en una franquía comercial – un ministerio del tipo McFé.  ¿Alguien ya notó que la experiencia pos-moderna de culto que está surgiendo se parece más con algo comercial que con algo experimental y relacional?  Me temo que con la amplitud (y profundidad) de los materiales ahora disponibles, aquellos que trabajan con jóvenes puedan estar enganchados buscando en las librerías cristianas el poder en el ministerio en lugar de estar enganchados en Dios.
  
Ministerio de la Franquía McFé
  No sé con seguridad cuántos de los líderes de jóvenes fueron presos en los ataques de los materiales, pero sé que soy uno de ellos – y definitivamente no estoy solo.  Con el ministerio joven haciéndose cada vez más sistemático, resplandeciente y profesional, y con los libros siendo derramadas en borbotones con respecto a cada tema imaginable en el ministerio joven, el número tiende a crecer.
 Pero antes que sea mal comprendido y degollado por un disidente del mundo de las publicaciones para este grupo, permíteme decirte que de hecho creo en artículos como “Las Diez Características Fundamentales del Líder de Jóvenes”, las cuales ciertamente son necesarias; en la ayuda de los libros que modelan el ministerio joven (cuando son bíblicos), y en las ideas y liderazgo del tipo Yaconelli y Burns, que son inestimables.  Sin lugar a duda la mayor parte de estos materiales son desarrollados sólo con el objetivo de glorificar a Dios, dónde equipar a los santos involucra construir una plataforma sobre la cual se establezca un ministerio saludable. 
 Pero me pregunto: ¿No habrá con la continuidad de la profesionalización y sistematización del ministerio joven un cambio sutil en el corazón de los consumidores de los productos de este ministerio con respecto al poder?  Parece que hay muchos materiales en el ministerio joven: juegos, estudios bíblicos, sermones, programa, organización, objetivos, administración, desarrollo del liderazgo, cultura, cómo “hacer” en el ministerio de la familia, habilidades de relación, ministerio en los grupos pequeños y evangelismo – en paquetes, libros, revistas, DVDs, web, audio, conferencias y una variedad de otros formatos – que el buscar a Dios en oración en primer lugar puede parecer… digámoslo así, secundario.

Nuestro Ministerio Está Corriendo Riesgo
  Como líderes de jóvenes, llamados por Dios para desempeñar una misión espiritual, muchas cosas están en riesgo.  Una de ellas es la dependencia.  Estos materiales básicamente cambiar nuestra dependencia de Dios y destorcer nuestro ministerio.  Vivimos en la era de los líderes de jóvenes súper entrenados; ahora hay mucho más eventos para equipar e incentivar a los líderes de jóvenes como nunca hubo antes, y la literatura y abordajes tal vez están haciéndose excesivamente accesibles.  Al confiar en un producto del ministerio que comprobó su eficiencia en el trabajo en algún lugar, podemos perder el contacto con el Dios maravillosamente creativo que desea conducirnos inclusive en los detalles de un simple retiro.  Hay necesidad de sabiduría en la implementación – no debemos atribuir poder a esos métodos y debemos comprender que el ministerio es un proceso continuo, normalmente difícil, y no un producto fácil.  Otro riesgo es hacernos cada vez menos dependientes del Espíritu de Dios y pasar a confiar más en los métodos y empresas religiosas.  Nuevamente la pregunta es: ¿Dónde colocamos el poder en nuestro ministerio?
  Un segundo peligro potencial tiene que ver con cierta glorificación del ministerio.  Eugene Peterson, en el libro Ander the Unpredictable Plant: An Exploration in Vocational Holiness (Bajo Condición Imprevisible: Una Exploración en la Santidad Vocacional) advierte contra la “pornografía eclesiástica” [Opté por Libertinaje en el título de este artículo, pero el autor de hecho usó la palabra pornografía] y afirma que “el glamour eclesiástico es pornografía eclesiástica – tomar fotos (a colores y de buena resolución) o realizar dibujos de congregaciones sin mancha o arruga se asemeja a los fariseos por algunos pocos años.  Esas ilustraciones provocantes son destituidas de relaciones personales.  Las imágenes excitan la avidez del dominio por la gratificación, por la espiritualidad sin compromiso e impersonal”.
  Peterson está tocando una alarma especialmente relevante a nosotros que trabajamos en el ministerio joven.
 Aunque no crea que los autores y los materiales publicados reivindiquen tener el secreto definitivo o prometan un ministerio perfecto, sin lugar a dudas creo que la confianza enfermiza en los materiales del ministerio puede llegar a ser pornográfica para los lectores en las trincheras, y finalmente conducir a la frustración y en el análisis de Peterson, un ministerio sintético y menos relacional.  Creo que se trata de pornografía espiritual cuando:

          1.      Imitamos a otras iglesias porque creemos que podemos embotellar las bendiciones y por consiguiente a Dios.

          2.      Buscamos a los especialistas en lugar del Espíritu.

3.         Nos obcecamos por los números como un blanco y no como un fruto.

Sabiduría y Discernimiento
   Entonces, ¿qué hacer?  ¿Reunir a los líderes locales de jóvenes y quemar los libros?  No, eso sólo aceleraría el fervor global.  Antes que eso, entiéndelos de manera diferente.  Este artículo no tiene como objetivo condenar la obra impresionante de nuestros compañeros en el ministerio joven; sino lidiar con los recursos con ojos abiertos y con total dependencia en nuestro Dios.
 En el pasado tenía como costumbre usar más y más los materiales disponibles cuando postergaba o cuando mi agenda voluntaria o involuntariamente estaba muy agitada.  En esos momentos mi reflejo era correr hacia mi estante de libros y encontrar algo que pudiera ser digerible para el grupo.  Entonces la pregunta continúa: “¿Qué papel o papeles desempeñan los materiales en nuestro ministerio? ¿Deberían ser más ignorados o aplicados?” 
 Infelizmente, no puedo dar una respuesta definitiva, pero la clave para el asunto no es cuánto los usamos, sino si los usamos con sabiduría y discernimiento.

La Resurrección
   El poder central de la Escritura es el poder de la resurrección.  El poder definitivo reside en los muchos materiales, abordajes y modelos disponibles actualmente, ya sea declarado o no.  No es comercial y nadie retiene sus derechos.  Como líderes de jóvenes fuimos llamados como instrumentos de Dios para traer a las personas de regreso a la vida espiritual y a la relación con Dios por intermedio de la resurrección de Jesús.  Las librerías cristianas no pueden vender eso – los productos sólo pueden ofrecer las mejores condiciones para que eso ocurra.
Dios desea bendecirnos sin llevar en cuenta nuestras fragilidades.  Ya que este poder no nos pertenece y no podemos hacer con que suceda la resurrección, tenemos una cosa menos con la cual preocuparnos.  No necesitamos tener nuestro ministerio joven esterilizado, pulido, habiendo cumplido todas las directrices y cronogramas.  El ministerio sucede.  Inclusive los libros sobre juegos y las actividades para romper el hielo desean la resurrección.  Diversiones y juegos llevan a las asociaciones, estas conducen a las relaciones, las cuales toman a su vez a las personas vulnerables y éstas empiezan a conversar.  Felizmente la conversación se transforma en proclamación y resurrección por la gracia de Dios.

Fidelidad, No Éxito
 Algo que siempre me disgustaba con respecto a la Escritura era que en la mayoría de las veces Dios llamaba siervos para amar a los rebeldes, diciendo que muchos de ellos rehusarían oír (Isaías 6).   Siendo así, nuestro llamado al ministerio no es esencialmente un llamado al éxito, sino a la fidelidad, a despecho de lo que podamos cernir en los libros y modelos que seguimos.  Muchas veces me sorprendo pensando más con respecto al ministerio joven como un campo que sobre mi propio ministerio señalado por Dios para trabajar con los jóvenes.  Anhelé el éxito en el área del ministerio joven, proclamé a las multitudes la urgencia del ministerio joven, aprendí los abordajes de punta en la relevancia del ministerio joven, e implementé las filosofías emergentes de este ministerio.  Estas fueron ocasiones en las que el éxito del ministerio joven se transformó en el enfoque, en lugar de estar en ayudar a los estudiantes a quienes fui llamado a guiar.  Cuando esto sucede, los quehaceres del ministerio llegan a ser algo por detrás de lo cual escondemos nuestro orgullo, con la inevitable manipulación del rebaño que nos lleva a parecer un buen pastor.
  Como líderes de jóvenes debemos preguntarnos: ¿Somos de hecho motivados por el deseo de éxito o por el deseo de Dios?  ¿Llegará el ministerio con los jóvenes a ser algún día una carrera profesional?  Recientemente estuve involucrado en la planificación de una asamblea de iglesias en Philadelphia.  De acuerdo con los padrones humanos, el evento fue un éxito total en números, respuesta, oradores, culto y ruido.  Haciendo una retrospectiva, aunque haya lugar en el cristianismo para grandes eventos, el Espíritu Santo me mostró que podría sencillamente haber causado un impacto mayor a los ojos de Dios si me hubiese sentado con un alumno herido en el campus, tomando juntos un plato de sopa y simplemente disponiéndome a oírlo.

Personalización
 Crecí en Italia y mi familia aún vive allá.  Recientemente tuve la oportunidad de volver a mi casa, durante un receso, y asistir a una iglesia cuyo pastor es conocido mío.  Desde su humilde comienzo con tres miembros, la iglesia cuenta ahora con centenares de ellos.  A fin de evitar cualquier pornografía eclesiástica adicional, permíteme ir directamente al punto: ellos crecieron extraordinariamente a despecho de la falta de recursos ministeriales y de entrenamiento teológico formal.  La receta es muy sencilla: oración, ayuno y alegría transbordadora en la salvación de Dios.  Mientras estuve allá me sentí tocado con la idea de que si alguien intentase implementar las filosofías emergentes de culto en Italia, probablemente la respuesta sería pequeña.  La belleza de las velas en la penumbra de la solemnidad no ejercería impacto en una cultura en la cual el modelo vibrante y sensible aún es tan eficaz.
  El principio de la personalización es esencial en el ministerio.  De igual manera, en Estados Unidos, mi experiencia con la mayor parte de recursos ministeriales es que tienen que ser refinados – algunos menos, otros más.  Así, tomo las ideas principales y las refino para la fe, intereses y madurez de mi grupo.  Parece que la mayor parte de los recursos ministeriales es relevante para ministerios suburbanos predominantemente blancos, siendo así, no son muy eficientes en las iglesias étnicas de la segunda generación (como sucede donde estoy pastoreando actualmente).

Lo Fundamental en el Ministerio Joven
 En otras palabras, no hago las cosas más difíciles de lo que ya son.  En un evento reciente en Loveland, Colorado, un respetado líder de jóvenes dijo que aquellos que trabajan con jóvenes muchas veces “hacen el ministerio más difícil de lo que ya es”, y añadió que el ministerio joven es “muy sencillo”.  Resumiendo: amar al Señor con todo tu corazón, mente y fuerzas; y amar a tu prójimo como a ti mismo.  Hablando de manera práctica: alegrarse, enfocar la Escritura e involucrar a los demás.
 No importa el libro devocional que haya leído, la aplicación final siempre se resume a un puñado: la gracia sobrepujante, la necesidad de prestar cuentas y relación, y amar al que no es amable.  Ya que Dios ama supremamente a las personas, como jamás podremos amar, podemos estar seguros que Él obrará.
  Reducir el ministerio a compra de manuales, principios y estrategias tiene el potencial de distanciarnos de Dios, el cual aún se nos presenta en la nube de manera real, y sin embargo misteriosa, y que desea ser la primera fuente de poder.  Tal vez pueda ser de ayuda si dejas de comprar el próximo libro del ministerio joven y te arrodillas delante de Dios confiándole a aquellos que te fueron confiados.  La posibilidad es que ya sabrás lo que debe hacerse, y si no puedes, Dios lo hará.

Hoon Kim trabaja hace ocho años en el ministerio joven y actualmente lo hace como pastor del campus estudiantil en la Iglesia Presbiteriana de Bucks County, en Livettown, Penn.  Graduado en el Seminario de Westminster, nació en Corea, fue criado en Italia, y estudió en la Escuela Americana de Milán.  Siendo así desarrolló aprecio por el ministerio joven multicultural y escribe para The Sound of Faith.

[Extraído de Youthworker, julio-agosto de 2004, pp. 10-14]

         


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