Por: Robinson Valencia
El
cristiano encuentra algunas cosas muy difíciles de entender. Una de ellas el
dolor y el sufrimiento de los hijos de Dios. Cuando pasan por el dolor y la
prueba, muchos se preguntan: “Si yo soy hijo de Dios ¿Por qué me suceden estas
cosas?” Si el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, ¿Por qué sufrí
este accidente?” Los interrogantes se multiplican y se agravan cuando nos
comparamos con otros que según nos parece, sufren menos a pesar de que no son
fieles a Dios.
El
dolor y el sufrimiento son una realidad de la vida que afecta a todos los seres
humanos, sean cristianos o no. El sufrimiento es un hecho de la vida. La vida
es injusta. Vivimos en un mundo caído donde reina el pecado y la muerte. Dios
quiere rescatarnos de aquí, pero el rescate es doloroso para el y para
nosotros. Quizás te preguntes: “¿Cuál es,
la diferencia entre el que sirve a Dios y el que no le sirve?”
Sí
hay una diferencia. Los cristianos
tienen una ventaja. Como hijo amado de Dios, el creyente cuenta con la
dirección y la presencia de su amoroso Padre Celestial. El Señor dice en su
Palabra: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no
te anegaran. Cuando pases por el fuego, no te quemaras, ni la llama arderá en
ti” (Isa. 43:2)
Dios
no te ha prometido librarte del sufrimiento. Lo que sí te asegura es que estará
contigo en el horno de la aflicción
hasta el final. Busca al Señor en tiempo de paz, para cuando llegue el
tiempo de la crisis puedas tener confianza en él. Entonces tu primera reacción
será confiar en Dios, buscar y clamar en oración a tu Padre Celestial. Buscar a
Dios en los buenos y malos tiempos te ayudará a recordar tu posición como hijo
de Dios.
No
tomes ninguna decisión cuando seamos golpeados por el dolor. Haz como Job, que
“se postró en tierra y adoró”. Entonces sabrás lo que debes hacer. Evitaras
mucho dolor y mucho sufrimiento si
acudes al Señor. No te muevas. Escucha primero la voz de Dios. Él te indicara
que tienes que hacer. Tiene muchas formas de acercarse a ti para hablarte: a
través de un sermón, al escuchar un himno, o a través del consejo de otro
cristiano. Sin embargo, el método normal es a través de su Palabra.
Jesús
recibe la noticia de que uno de sus mejores amigos está enfermo. Sabe
perfectamente bien que hay corazones desesperados por la crisis que están
viviendo, pero no hace nada. Decide permanecer en el mismo lugar donde se
encuentra. Todos pensaríamos que lo lógico habría sido que, tan pronto como
Jesús hubiese recibido el mensaje sobre el estado de salud de Lázaro, hubiese
salido corriendo para atender la petición urgente que se le acababa de
presentar. Lo mismo pensaba María y Marta. Ellas sabían que todo se arreglaría
tan pronto como Jesús llegara a la aldea de Betania. Sin embargo, en lugar de
salir corriendo, Jesús se quedó donde estaban dos días más. Estaba a dos días
de viaje de Betania, así que, cuando finalmente llegó, habían transcurrido
cuatro días desde que recibió el mensaje. Cuando llego, Lázaro ya estaba
muerto.
Este
pasaje presenta entre nosotros un asunto importante: ¿Qué hacer cuando Dios se
demora? Digo que es un asunto muy importante porque es posible que hayas tenido
la experiencia de pedir a Dios alguna cosa, como encontrar un empleo, romper
con un mal hábito o detener la amenaza de una quiebra financiera sin que nada
haya sucedido. O quizás has pedido la dirección de Dios para tomar
decisiones importantes, pero no llega la
respuesta a tu solicitud. Quizás has rogado en oración por la salud de un ser
querido y una persona cercana a tu corazón no solo no sanó, sino que, en lugar de curarse, murió. Quizás tuviste
problemas en tu negocio y alguien te dijo que confiaras en el Señor, pero las
cosas fueron a peor. Esperabas una palabra de parte de Dios, pero lo único que
hubo fue silencio. ¿Qué hacer cuando todo esto sucede? ¿Qué hacer cuando suceden cosas que no se pueden
explicar? El silencio y la demora de Dios en responder nos desesperan.
Pensamos: “¿Por qué Dios no actúa? ¿Por qué se demora?”.
Aunque
la historia de la enfermedad de Lázaro presenta todo un dilema, de ella podemos
aprender que las demoras de Dios tienen un propósito y que son dilaciones de
amor para traer gloria a su nombre y lo mejor para sus hijos. Ante las demoras
de Dios, las palabras del patriarca Job deben ser nuestra fortaleza: “He aquí,
aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13: 15)
¿Cómo
debemos reaccionar cuando Dios no responde a nuestras suplica inmediatamente?
¿Cuál debiera ser nuestra actitud cuando esperamos que Dios actué y nada parece
ocurrir? Cuando llamamos y no hay respuesta, cuando tocamos a la puerta y no se
abre, cuando la ayuda implorada no llega, ¿Qué hacer? En vez de pensar que Dios
no escucha, que nuestras oraciones no van más allá del techo, que nos ha
abandonado, o que el milagro no se produce porque somos malos, mostremos plena
confianza en su amor.
Jesús
recibió el mensaje de que su amado amigo estaba enfermo. La Biblia parece
enfatizarlo: “Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro” (Juan 11: 35).
Además se menciona que, frente a la tumba de Lázaro, “Jesús lloró” (Juan 11:
35). Y los judíos dijeron: “Mirad como le amaba” (Juan 11: 36).
No
importa las circunstancias que tengamos que enfrentar. No importa cuán oscuro
sea la noche de la prueba. De una cosa podemos estar completamente seguros: ni
siquiera por un instante eres ajeno al amor de un Padre Celestial.
Podemos
atravesar por muchas experiencias trágicas en la vida y experimentar muchas
situaciones indeseables, pero a pesar de todo lo que ocurra, del vacío, del
abandono, del desprecio que tengamos que experimentar, nunca debemos olvidar
una cosa: Jesús nos ama. Sufre por nosotros, y llora por nosotros. Todas las
relaciones de Dios con nosotros están
presididas por el amor. Jesús no respondió a María y a Marta como ellas
esperaba que lo hiciera. Fue una severa prueba para su fe en Jesús. Aunque
tardara cuatro días o un año en resolver el problema, ellos debían confiar en
su amor. La tardanza de Jesús se debía a que tenía un propósito de misericordia
hacia ellas y hacia Lázaro.
Cualquiera
sea la manera en que Dios haya decidido
resolver tu problema hoy, confía plenamente en que él te ama, que está contigo
y nunca te dejara solo o sala, en las horas de angustia de tu vida.
bjoven-central.blogspot.com