Los
investigadores del crecimiento de iglesia admiten que es difícil explicar con
certeza por qué algunas iglesias crecen y otras no. El crecimiento de iglesia es
complejo, y no hay manera de reducir esa complejidad a una simple fórmula.1 Sin
embargo, especialistas en el crecimiento de iglesia tales como Peter Wagner,
Christian Schwarz y Ken Hemphil han estudiado este fenómeno en diferentes
países y culturas y han desarrollado varios modelos que promueven iglesias
saludables y crecientes. Un análisis de estos estudios y observaciones de campo
indican que las iglesias crecientes y saludables manifiestan 10 características
específicas.
1. Poseen
un liderazgo entrenado y visionario.
Las
iglesias crecientes tienen líderes visionarios. Estos dirigentes son optimistas
que “precipitan”, concentran y lideran todas las actividades de la iglesia
hacia la visión de Dios para esa iglesia y aquello que realmente produce
crecimiento. Generan entusiasmo. Son agentes de cambio que conocen las
necesidades de la comunidad y de la iglesia y cómo atender esas necesidades
usando los dones de los miembros de iglesia. Por esta razón estos dirigentes se
transforman en líderes capacitadores. Los estudios de Schwarz muestran que los
pastores de las iglesias crecientes reconocen el potencial de sus laicos. Esos
pastores no necesitan ser superestrellas; basta con que sean gente que entrena
a otra gente para el servicio.2
Kirk
Hadaway, un investigador y crítico de crecimiento de iglesias, sostiene: “No se
requieren habilidades o dones inusuales para pastorear una iglesia creciente.
Uno no necesita ser un orador dinámico o un maestro de la administración. Lo
que es necesario es que uno debe estar comprometido a alcanzar a los perdidos y
a preparar a los miembros. Además, un pastor debe tener visión. Las iglesias
crecientes se diferencian por su carácter, el cual debe describirse como ‘vida’.
A menudo todo lo que un pastor debe hacer para avivar la congregación es suplir
una chispa y nutrir la llama”.3
2.
Desarrollan ministerios de acuerdo con los dones a disposición y evangelizan de
acuerdo con las necesidades.
El
Espíritu Santo distribuye entre los miembros de iglesia una variedad de dones.
El líder debe dedicarse “simplemente a ayudar a los miembros de la iglesia a
descubrir y reconocer los dones que Dios les ha dado y a encontrar un servicio
de acuerdo con esos dones. Cuando los creyentes viven en consonancia con sus
dones espirituales, no actúan por su propia fuerza, sino que el Espíritu de
Dios obra en ellos. De tal manera, cristianos ordinarios pueden dar un rendimiento
extraordinario”.4
Un
estudio reveló que el 68 por ciento de los miembros de iglesias crecientes
afirmó: “Las tareas que realizo en la iglesia están de acuerdo con mis dones”.
En las iglesias estancadas, solamente el 9 por ciento concordó con esa
declaración. El mismo estudio también mostró que en las iglesias crecientes los
colaboradores voluntarios recibieron una preparación mejor que los de las
iglesias que no crecen.5
Charles
Chaney, otro experto en crecimiento de iglesia, dice que siempre que ha
ocurrido un crecimiento espontáneo de iglesia, bíblica e históricamente, la
razón ha sido que los laicos fueron “movilizados y motivados a un ministerio
espiritual”.6 Gottfried Oosterwal señala que uno de los factores básicos del
desarrollo adventista en el ámbito mundial es la movilización de los laicos y
la atención de las necesidades de la gente a la cual ellos sirven.7
Robert
Schuller ha empleado este principio por más de 35 años en la Catedral de
Cristal del Condado de Orange, California implementando un programa de
evangelización que se enfoca primordialmente en satisfacer las necesidades de
la gente por medio de unos 150 ministerios. Schuller dice: “El secreto del
crecimiento de iglesia está en encontrar una necesidad y suplirla”.8
McGavran,
precursor del movimiento de crecimiento de iglesia, decía que las iglesias
crecientes suelen tener un 60 por ciento de miembros activos: 20 por ciento de
ellos participan en la evangelización directa y 40 por ciento en tareas
internas, pero enfocando el crecimiento.9
3.
Esparcen una espiritualidad contagiosa.
El método
de evangelización de Cristo es el “testimonio” contagioso (Mateo 24:14) y el “entusiasmo”
en la predicación del evangelio fue una de las marcas distintivas de la iglesia
primitiva (Hechos 4:13, 31; 13:46; 14:13; 19:8; 1 Tesalonicenses 2:2). Muchos
grupos que siguen doctrinas erróneas obtienen un crecimiento alto básicamente
por su entusiasmo al difundir sus ideas. “El entusiasmo con que se vive la
fe... casi siempre es paralelo al entusiasmo por la propia iglesia”, lo cual
produce crecimiento, dice Schwarz. Y agrega que el 76 por ciento de los
miembros de las iglesias crecientes, expresó: “Estoy entusiasmado con mi
iglesia”. En cambio, en las iglesias decrecientes, sólo el 33 por ciento dijo
lo mismo.10
4.
Establecen prioridades en consonancia con el orden bíblico.
Las
iglesias crecientes establecen sus prioridades de acuerdo con el orden bíblico:
relación con Dios, relación con la iglesia del hogar y la iglesia en general, y
el compromiso con la obra de la iglesia. En la tarea de la iglesia, la
evangelización viene primero, y luego viene la obra social.11
La razón
básica de por qué las iglesias conservadoras crecen es la prioridad que le dan
a la evangelización por sobre la obra social. Además, estas iglesias son más
estrictas y serias con respecto a su feligresía.12 Al analizar el crecimiento
de iglesia en los Estados Unidos desde 1776 a 1990, Roger Finke y Rodney Stark
observaron que las iglesias dejaron de crecer cuando “rechazaron las doctrinas
tradicionales y abandonaron sus demandas exigentes a sus seguidores”.13
5.
Adoptan estructuras funcionales.
La
estructura afecta el crecimiento de la iglesia. Los especialistas diferencian
dos tipos de estructuras: la estructura funcional y la estructura
tradicionalista. Schwarz observa: “Nuestra investigación logró demostrar
fehacientemente que el fenómeno enfermizo del tradiciona-lismo...está en una
relación marcadamente inversa tanto con el crecimiento como con la calidad de
las iglesias”14 El 50 por ciento de los miembros de las iglesias decrecientes
afirmó: “Considero a nuestra iglesia como tradicionalista”, pero en las
iglesias crecientes sólo el 8 por ciento dijo lo mismo.15 Las tradiciones son
positivas solamente cuando están basadas sobre los principios revelados por la
palabra de Dios. Lo que perjudica a las iglesias no son las tradiciones basadas
en la Biblia sino en el tradicionalismo que impide que la iglesia lleve a cabo
los cambios necesarios para continuar creciendo.
Consideremos
la iglesia apostólica. La necesidad de un mejor servicio a las viudas creó la
necesidad de un cambio de estructura. El resultado fue que “crecía la palabra
del Señor, y el número de discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén;
también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hechos 6:7). Después de
estudiar las iglesias más grandes del mundo, John Vaughan llegó a la conclusión
de que “casi cada iglesia grande ha llegado a serlo porque tomó pasos valientes
para reorganizarse a lo largo del camino de su crecimiento”.16
6.
Planifican servicios de adoración inspiradores.
Los
estudios de Schwarz han mostrado que las iglesias crecientes celebran un “culto
inspirador”. “La respuesta a la pregunta de si el culto ha significado una ‘experiencia
inspiradora’ es directamente proporcional a su calidad y crecimiento
cuantitativo”. En las iglesias crecientes, el 80 por ciento de sus miembros
dijeron que el culto en sus iglesias había sido una experiencia inspiradora;
pero en las iglesias decrecientes, sólo el 49 por ciento dijo lo mismo.17
7.
Desarrollan un programa de células integrales.
Si existe
un punto que sobresale sobre los demás como el más importante de todos en
cuanto al crecimiento de las iglesias, es el principio de multiplicación de las
células. Schwarz ha demostrado que cuanto más grande es una iglesia, más
necesaria se hace la implementación del principio de grupos celulares. En las
iglesias crecientes, el 78 por ciento de los miembros expresaron: “En nuestra
iglesia se fomenta conscientemente la multiplicación de los grupos celulares
desde la división”, mientras que en las iglesias decrecientes sólo un 6 por
ciento afirmó lo mismo.18 El mayor milagro del día de Pentecostés no fue el
bautismo de los 3.000, sino que los nuevos creyentes “perseveraban en la
doctrina de los apóstoles, en la comunión los unos con los otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). Una de las razones de su
perseverancia fue el establecimiento de “iglesias en los hogares”. Este estilo
de iglesia fue decisivo para sobrevivir en tiempos difíciles. “Durante los
tiempos de persecución, florece el concepto de un pequeño grupo del hogar y la
iglesia crece espiritual y numéricamente”.19 Elena White dice: “La formación de
pequeños grupos como base del esfuerzo cristiano me ha sido presentado por Uno
que no puede errar. Si hay muchos miembros en la iglesia, organícense en
pequeños grupos para trabajar no sólo por los miembros de la iglesia, sino en
favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o tres que conocen
la verdad, organícense en un grupo de obreros”.20
8. Son
amigables.
El
compañerismo es el factor número uno del crecimiento adventista.21 Su ausencia
es causa de apostasía y su presencia produce el retorno normal de los que se
alejaron. Algunos estudios en iglesias adventistas hispanas crecientes del sur
de California revelaron que la motivación para la apertura de una nueva iglesia
o de un ministerio es el espíritu amistoso y el nivel espiritual de los
miembros fundadores. El espíritu amistoso fue como un imán para traer y retener
a los nuevos miembros.22 Win Arn sugiere que los nuevos miembros debieran
encontrar por lo menos siete nuevos amigos en la iglesia durante los primeros
seis meses.23 El 80 por ciento de las apostasías ocurren durante el primer año.
Los nuevos miembros evalúan a sus nuevos amigos, el amor que ellos reciben y
los grupos que dejaron fuera de la iglesia. Estos factores son importantes en
sus decisiones de permanecer o irse de la iglesia.
“Las
iglesias que crecen poseen, en promedio, un ‘cociente de amor’ mensurablemente
superior al que se encuentra en aquellas que están estancadas o decrecen”.24
Este “cociente de amor” genera gozo y buen humor. La risa entre los creyentes
demuestra tener una relación significativa con la calidad de la iglesia y su
crecimiento. En las iglesias crecientes, el 68 por ciento de los miembros
testificó: “En nuestra iglesia nos reímos mucho”. En las iglesias decrecientes
sólo el 33 por ciento opinó lo mismo.25
9. Siguen
una metodología eficaz para hacer discípulos.
La
transformación de miembro a discípulo es un factor importante en las
congregaciones que crecen. Cuanto más eficaz es el proceso de hacer discípulos,
más sólido es el crecimiento de iglesia. No importa qué métodos se empleen en
hacer discípulos; basta con que sean motivados por el amor y el servicio de
crear nuevos ministerios e iglesias. “El método de evangelizar más efectivo que
hay debajo del cielo es el de establecer nuevas iglesias”.26
10.
Reconocen el valor de los diversos grupos humanos.
“A la
gente le gusta abrazar el cristianismo sin tener que cruzar barreras raciales,
lingüísticas o de clases”.27 “Las iglesias alrededor del mundo y a través de la
historia han crecido básicamente entre la gente de una misma clase, al mismo
tiempo, y nos indican que seguirán creciendo de esta forma hasta que el Señor
regrese”.28
Las
iglesias crecientes se componen mayormente de un grupo homogéneo o valoran a
todos los grupos que las componen. La iglesia primitiva tuvo gran éxito en este
aspecto; su misión abarcaba a todos los grupos étnicos de la tierra (Mateo
28:18-20; Hechos 2,10,15). Para el cristianismo primitivo, el reconocimiento de
que todos los grupos humanos tienen valor era crucial. “Puede considerarse como
un axioma que dondequiera se piense que llegar a ser cristiano es una decisión
racial antes que una decisión religiosa, en ese lugar el crecimiento de la
iglesia será excesivamente bajo. Al enfrentar la iglesia la evangelización del
mundo, tal vez su mayor problema es cómo presentar a Cristo de tal manera que
los no creyentes puedan realmente seguirlo a él sin abandonar traicioneramente
a su propia gente”.29 El sostener este principio no significa de ninguna forma
sostener el racismo. Para los cristianos llenos del Espíritu, la clave no es si
se tienen iglesias homogéneas o heterogéneas, sino si se tiene un crecimiento
de iglesia que fomenta una misión con un propósito determinado, un compañerismo
amistoso y una evangelización con un programa de nutrimento espiritual
sostenido.
Conclusión
Las
iglesias que realmente anhelan crecer no deben permitirse prescindir de ninguna
de las características mencionadas. No hay ningún factor único, individual, que
conduzca al crecimiento de la feligresía, sino que éste se debe a la acción
conjunta de varios factores.30
Por otra
parte, las iglesias crecientes saben que el verdadero crecimiento sólo lo
produce Dios (1 Corintios 3:6). Como el crecimiento de una planta, seguirá
siendo una obra sobrenatural. El ejército y la fuerza humanos tienen su lugar,
pero el factor decisivo seguirá siendo la misteriosa y poderosa obra del
Espíritu Santo. “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho
Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6).
Daniel
J. Rode (Doctor en Misiología, Fuller Theological Seminary) enseña homilética y
crecimiento de iglesia en la Universidad Adventista del Plata. Su dirección es:
Jorge Lust 459; 3103 Libertador San Martín; Entre Ríos; Argentina. E-mail: factlsa@uapar.edu
Notas y referencias
1. C. Peter Wagner: Your Church Can Grow (Ventura,
Calif.: Regal, 1984).
2. Schwarz,
Christian: Las 8 características básicas de una iglesia saludable (Terrasa,
Barcelona: Clie, 1996), p. 22, 23.
3. C. Kirk Hadaway: Church Growth Principles (Nashville,
Tenn.: Broadman, 1991), p. 92.
4. Schwarz, p. 24.
5. Id., p. 25.
6. Charles L. Chaney: Church Planting at the End of
the 20th Century (Wheaton, Ill.: Tyndale House Publishers, 1982), p. 81.
7. Gottfried
Oosterwal, La Iglesia Adventista del Séptimo Día en el mundo contemporáneo (Libertador
San Martín, Entre Ríos, Argentina: SALT, 1981), p. 7.
8. En Roger Dudley y Des Cummings, Adventures in
Church Growth
(Washington,
D.C.: Review and Herald, 1983), p. 80.
9. En Daniel Julio
Rode: Características de una iglesia saludable (Libertador San Martín,
Entre Ríos, Argentina: Imprenta de la Universidad Adventista del Plata, 1999),
p. 56.
10. Schwarz, p. 27.
11. Wagner: Your Church Can Grow, p. 87.
12. Dean M. Kelly: Why Conservative Churches Are
Growing (Macon, Georgia: Mercer University Press, 1986), p. 22.
13. Kenneth Hemphill:
El modelo de Antioquía: Ocho características de una iglesia afectiva (El
Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1996), p. 201.
14. Schwarz, p. 28.
15. Ibid.
16. John N. Vaughan: The World’s Twenty Largest
Churches (Grand Rapids, Mich.: Baker, 1984), p. 29.
17. Schwarz: pp.
31-37.
18. Id., pp.
32, 33.
19. Kurt W. Johnson: Grupos
pequeños para el tiempo del fin (Florida, Buenos Aires: ACES, 1999), p. 45.
20. Ellen G. White: Testimonies for the Church,
(Mountain View, Calif.: Pacific Press Publishing Association, 1948), vol. 7,
pp. 21, 22.
21. Oosterwal, p. 20.
22. Daniel Julio
Rode: Los siete signos vitales de crecimiento de Wagner en seis iglesias
adventistas hispanas del sur de California (Pasadena, Calif.: Fuller
Theological Seminary, 1994), p. 235.
23. Win Arn: The Church Growth Ratio Book (Monrovia,
Calif.: Church Growth Inc., 1990), pp. 23, 24.
24. Schwarz: p. 36.
25. Schwarz: pp. 36,
37.
26. C. Peter Wagner: Church Planting for a Greater
Harvest (Ventura, Calif.: Regal Books, 1990), p. 11.
27. Donald A. McGavran: Understanding Church Growth,
ed. by C. Peter Wagner (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1990), p. 163.
28. Wagner, C. Peter: Your Church Can Be Healthy (Nashville,
TN: Abingdon, 1979), p. 56.
29. McGavran, p. 155.
30. Schwarz, pp. 38, 39
Tomado de: Recursos Adventistas